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422 ~ Nada puede ya faltarme


1

Nada puede ya faltarme, porque Dios mis pasos guía a la tierra saludable, en divinos frutos rica. Dulce néctar de reposo son sus aguas cristalinas; ellas dan salud al alma y la llenan de delicias.

2

Por la senda me conduce confortando el alma mía, por amor a su gran nombre, fuente viva de justicia. Cuando el tenebroso valle cruce de la muerte fría, no tendré temor alguno siendo Dios el que me guía.

3

Con su vara y su cayado me dará consuelo y vida, y ante los que me persiguen mesa me pondrá, surtida. Con el bálsamo divino da alivio a toda herida, y rebosa ya la copa que me colma de alegría.

4

La misericordia santa seguirá la senda mía, y de Dios en las mansiones moraré por largos días. Nada puede ya faltarme porque Dios mis pasos guía; él es mi Pastor amante, con ternura, fiel me cuida.